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Ancla 2

El concierto

En este concierto la música se transforma en emoción. La misma que sentimos recordando a Inés. Como en anteriores encuentros musicales en esta acogedora sala de la Sociedad Filarmónica, ella ha sido la razón de ser y la inspiración de este programa.

Las obras que escuchamos hoy son apropiadas para esta época del calendario litúrgico. Y más allá, al margen de la fe de cada persona, son bellísimas. 

Dietrich Buxtehude (Helsingborg, 1637- Lübeck, 9 de mayo de 1707), reconocido por sus composiciones y por su maestría como organista, fue uno de los principales músicos alemanes anteriores a Juan Sebastián Bach. De hecho, la admiración de este por aquel era tal que, durante el invierno entre 1705 y 1706, un veinteañero Bach protagonizó uno de los viajes más célebres de la historia de la música. El que él mismo emprendió a pie para recorrer los casi cuatrocientos kilómetros que separan Arnstadt –donde desempeñaba entonces su empleo como organista– y Lübeck, donde vivía y trabajaba el casi septuagenario Buxtehude. Allí permaneció aproximadamente tres meses, aprendiendo.

Todos los textos en lengua alemana utilizados por Buxtehude en sus partituras los tomó de la edición que Lutero hizo de la Biblia. A la hora de elegirlos, las preferencias del compositor se inclinaban por pasajes extraídos de los salmos. Hoy escuchamos el Salmo Der Herr ist mit mir BuxWV 15, una pequeña joya, tanto por su calidad puramente musical como por el tratamiento vocal e instrumental. La solidez de su escritura y el fiel reflejo del texto en el pentagrama, lo convierten en una pieza hermosa y convincente. La confianza que pretende transmitir al oyente una afirmación como esta: “El Señor está a mi lado, por eso no tengo miedo”, se complementa con el sosiego que aporta esta otra: “está conmigo para ayudarme y veré con alegría a mis enemigos.” Todo un alegato a favor de las buenas compañías.

Giovanni Battista Pergolesi (Iesi, 1710 - Pozzuoli, 1736) es una rara avis en el universo de la música. Pertenece a una época de transición, a caballo entre el Barroco y el Clasicismo, en la que se encuadran compositores menos programados. Además, su vida fue trágicamente breve: apenas veintiséis años. Sin embargo, logró entrar en el olimpo musical gracias a dos composiciones. Una de ellas es el Stabat mater.

Expresión del dolor terrenal de una madre que asiste al sufrimiento y la muerte de su hijo, el Stabat mater es un poema escrito hacia el año 1300 por el fraile franciscano Jacopone da Todi. La significación de estas estrofas supuso una apertura del pensamiento religioso, al versificar el padecimiento de la Virgen desde una perspectiva personal; más aún, femenina.

El texto atrajo a varios compositores desde el siglo XV hasta la actualidad –incluyendo al bilbaino Juan Crisóstomo Arriaga, a principios del XIX- y la música abrazó a la poesía.

En el caso de Pergolesi, el Stabat mater fue su pieza íntima en el lecho de muerte, ya que la compuso en las últimas semanas de vida. De este modo, la obra creció con la leyenda de su autor. La partitura está iluminada por una asombrosa variedad de sonidos y estados de ánimo generados a partir del texto. Las frases elegantemente equilibradas, la claridad y la elocuencia operística de algunos números, su plasticidad lírica y las delicadísimas disonancias en busca de la expresión más sentida, son algunas de las señas de identidad de esta obra maestra.

Con Inés en la memoria, déjense conmover por esta manifestación de sentimiento devoto y emoción humana y disfruten.

Mercedes Albaina

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Recaudación en favor de

Inés dePablo Llorens

Asociacion

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